La resiliencia es una habilidad fundamental para nuestras vidas; es un componente del ciclo de la motivación, sin el cual no podemos sobreponernos a las dificultades. También, como mencionáramos en otras oportunidades, se encuentra muy relacionada con otras habilidades de la inteligencia emocional, por ejemplo con la autoestima, ya que la forma en que nos veamos a nosotros mismos influirá directamente en la capacidad para afrontar nuestros problemas.

La podemos definir como: la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive, ser transformados por ellas. Por lo tanto,  nos invita mucho más que a ser sobrevivientes: llama a salir fortalecidos, mejor que antes, con más sabiduría, más contactos, más habilidades.

Dicho por una persona común: “La resiliencia me ha aportado entre otras cosas más habilidad para mantener la calma, ver las cosas con más perspectiva, más paciencia para las cosas que llevan su tiempo, y menos prejuicios con las personas, más confianza en que las cosas marcharán bien o por lo menos lo mejor posible. Ah, y a estrenar días todas las mañanas

La resiliencia es una virtud o habilidad humana innata; todos la tenemos en mayor o menor medida. Hay individuos que se muestran muy vulnerables ante los inconvenientes, y si bien hay una base genética, muy probablemente se trate de personas que han tenido una crianza durante la cual se desalentaba la autonomía. Las personas tenemos mecanismos propios para la superación del daño y del dolor. Otra cosa es que durante años hayamos considerado que lo normal, la única reacción posible, es desarrollar alguna patología como resultado de la vivencia de hechos traumáticos.

Las personas resilientes tienen una actitud optimista ante otras personas y un pensamiento positivo. También comprenden que las adversidades son parte de la vida, de nuestros ciclos vitales; sería ingenuo pensar que podemos tener una vida sin contratiempos. El sólo hecho de vivir, aún teniendo una vida pacífica y sin mayores sobresaltos, nos enfrenta a situaciones que nos ponen a prueba. Y también debemos considerar su dimensión ética: no se trata de sobrevivir a cualquier precio, en una especie de “sálvese quien pueda” sino respetando a los demás y a la naturaleza.

Un aspecto fundamental en las personas resilientes es que se hacen responsables de su comportamiento, y reconocen que somos autores de nuestra vida. Es cierto que hay situaciones que están bajo nuestro control y otras que no lo están, y reconocer entre unas y otras nos dará la oportunidad de actuar sobre las primeras y aceptar las segundas.

Estrategias para desarrollar la resiliencia (E. H. Grotberg)

El desarrollo de la resiliencia es un proceso personal. Las personas no reaccionan del mismo modo ante situaciones de estrés o acontecimientos traumáticos. Una estrategia para incentivar la resiliencia puede funcionar para una persona pero no para otra. En consecuencia, las personas pueden poner en práctica diversos recursos.

  1. HAGA CONEXIONES: las buenas relaciones con los miembros más cercanos de la familia, con amigos y otras personas son importantes. Aceptar la ayuda y el apoyo de aquellos que realmente se interesan por usted y que lo escuchan, fortalecerá su resiliencia. Algunas personas encuentran positivo contribuir con las actividades de grupos de ayuda comunitaria, organizaciones para la caridad u otros grupos locales que brinden apoyo. Y esto puede contribuir a recuperar las esperanzas perdidas. La asistencia de terceros en tiempos de necesidad puede resultar también muy beneficiosa para el que da esa ayuda.
  2. EVITE VER LAS CRISIS COMO PROBLEMAS INSUPERABLES: usted no puede cambiar el hecho de que las adversidades suceden, pero sí puede cambiar la manera en que las interpreta y responde a esas circunstancias. Trate de ver más allá del presente, trate de descubrir cómo el futuro puede resultar un poco más alentador. Haga hincapié en cada sutil detalle que, mientras usted se está enfrentando al problema, lo reconforte, aunque sea levemente.
  3. ACEPTE QUE LOS CAMBIOS SON PARTE DE LA VIDA: tal vez, algunas metas que nos proponemos ya no sean alcanzables, como resultado de situaciones adversas. Aceptar las circunstancias que no puede modificar lo ayudarán a focalizar nuevas circunstancias que sí podrá cambiar.
  4. AVANCE HACIA SUS OBJETIVOS: trabaje sobre objetivos realistas. Haga algo determinado con regularidad, aunque sólo parezca un logro pequeño, que le permita a usted avanzar hacia sus objetivos. En lugar de centrar su atención en aquello que no podrá lograr, pregúntese: “¿qué puedo lograr hoy que me ayude a avanzar hacia donde deseo llegar?”
  5. ACTÚE CON DECISIÓN: actúe contra las situaciones adversas tanto como pueda. Hágalo con decisión, en lugar de despegarse completamente de los problemas, de lo que le causa estrés y que sólo desearía que desapareciera.
  6. BUSQUE OPORTUNIDADES PARA DESCUBRIRSE A USTED MISMO: las personas aprenden generalmente algo sobre sí mismas y encuentran que, de algún modo, han crecido como consecuencia de su lucha con una pérdida. Muchas personas que han atravesado situaciones trágicas y difíciles han logrado desarrollar mejores relaciones con los demás, un mayor sentido de la fortaleza personal (incluso en situaciones de vulnerabilidad). Sienten un valor personal incrementado, una espiritualidad más fuerte y una mayor apreciación de la vida.
  7. ALIMENTE UNA VISIÓN POSITIVA DE USTED: desarrollar la confianza en su capacidad para resolver conflictos y confiar en sus instintos ayuda a incrementar la resiliencia.
  8. MANTENGA LA PERSPECTIVA DE LA COSAS: aun cuando deba enfrentar situaciones verdaderamente estresantes, trate de considerar esa adversidad dentro de un contexto más amplio y mantenga una perspectiva a largo plazo. Evite agrandar el problema.
  9. MANTENGA UNA VISIÓN ESPERANZADA: una visión optimista le permitirá esperar que sucedan cosas buenas en su vida. Trate de visualizar aquello que usted desea, en lugar de preocuparse por eso que lo atemoriza.
  10. CUÍDESE: preste atención a sus propias necesidades y sentimientos. Realice actividades que disfrute y lo ayuden a relajarse. Haga ejercicio físico con regularidad. El cuidado de uno mismo ayuda a mantener el cuerpo y la mente en forma para enfrentar las situaciones que requieren resiliencia.

Artículo publicado en la revista Utopía Azul – Autor: Oscar Hernando

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